Las industrias energéticas, farmacéuticas y alimenticias cocinan un plan que se viene desarrollándose desde hace décadas, y como ellos sí tienen planes largoplacistas, medios, recursos e ideales consolidados, se dirigen a la meta cual si fueran gobiernos de países que, en muchos casos, son representados por mediocres títeres de las grandes superpotencias y de intereses que representan a las poderosas firmas multinacionales.

Si alguien ha estado más cerca de la dominación mundial, son las empresas. No encontrarán, por ejemplo, otro producto que se haya adentrado en lo más profundo de los poblados más recónditos en el orbe como la coca cola. No habrá una plaza en la que no encuentren un Mcdonalds, que ha logrado adaptar su menú para diversos países, ya sea que no pueda vender papas, carne de res, pepinillos o mayonesa.

Cuando hablamos de comida, la organización que representa un buen porcentaje de productos “comestibles” a nivel planetario es Nestle. La compañía del nido de pajarillos que aglutina más de 30 marcas con diferentes objetivos alimenticios, es uno de los socios más importantes de Monsanto. Esta última, a su vez, ha sido señalada por varias repúblicas de Europa y algunas regiones de Estados Unidos, de literalmente, producir veneno con sus productos químicos con los que millones de agricultores bañan sus plantaciones diariamente.

La polémica ha rodeado en los últimos meses a Monsanto, puesto que investigaciones particulares han dado con un gen llamado Epicyte, que provoca esterilidad en los humanos y animales, y que se encuentra en los productos Monsanto. Desde el 2001, esta empresa, y Dupont, principalmente, estarían alimentando a una buena cantidad de individuos con esta proteína (básicamente a través del maíz transgénico) y no sería por casualidad.

Investigadores de los temas de conspiración, han alertado a las personas de tener cuidado al consumir alimentos elaborados con base en harina de maíz o sacarosas refinadas, ya que estarían comiéndose este gen, que, según cuentan, busca acabar con la fertilidad de la población en un par de generación con la finalidad de controlar la natalidad (mientras menos personas, más fácil el control mundial) y que, aquellos que quieran tener hijos puedan acudir a especialistas genetistas para crear bebés de probetas en laboratorios que, coincidentemente, tienen como líderes en investigación , entre otros, a Bayer.

Por cierto, para recalcar esas casualidades de la vida, Monsanto es parte de Bayer, farmacéutica alemana que en 2019, ha logrado ventas por 39,586 mil millones de euros con productos que “cuidan” la salud y “tratan” enfermedades. Es decir, viven de una población sensiblemente enfermiza que produce dinero, y por tanto, sería lógico pensar, que si todas estas personas fueran sanas, los ingresos de la firma no serían tan elevadas.